En ocasiones, es importante tener ayuda médica cuanto antes. En esos casos no pedimos cita con el médico, acudimos directamente al servicio de urgencias.
Cuándo acudir al servicio de urgencias
Si a te pasa algo de lo siguiente, debes acudir a urgencias:
Asfixia.
Detención de la respiración.
Golpe o herida en la cabeza con desvanecimiento, desmayo o confusión.
Lesión en el cuello o la columna vertebral, especialmente si hay menos sensibilidad o es difícil moverse.
Quemaduras graves.
Dolor intenso o presión en el pecho.
Dificultad para respirar.
Desvanecimiento, desmayo.
Dolor en el brazo o la mandíbula.
Dolor de cabeza muy fuerte, sobre todo si empezó de repente.
Incapacidad repentina para hablar, ver, caminar o moverse.
Debilidad o caída repentina en un lado del cuerpo.
Inhalación de humo o gases.
Sangrado abundante.
Posible fractura ósea, dolor y pérdida de movimiento.
Herida profunda.
Tos o vómitos con sangre.
Dolor intenso en cualquier parte del cuerpo.
Fiebre alta con dolor de cabeza y rigidez en el cuello.
Vómito o heces sueltas que no cesan.
Intoxicación o sobredosis de drogas o alcohol.
Convulsiones.
¿Cómo acudir al servicio de urgencias?
Cualquier hospital público podrá atenderte en su servicio de urgencias. Si sabes dónde hay uno puedes acudir fácilmente, ve allí y busca la puerta de "Urgencias". Si no puedes acudir con facilidad, si estás en la Unión Europea, llama al teléfono 112, tendrás que explicar lo que te pasa y dónde estás para que puedan ayudarte. El médico que te atienda por teléfono decidirá si puedes esperar o te enviará una ambulancia para que te atienda donde estés o te lleve a un hospital.