Consentimiento y auto-representación en la terapia
Muchas personas con autismo están preocupadas sobre los tratamientos que no han sido probados científicamente. A otros les preocupan los terapeutas que intentan que una persona con autismo parezca “normal” en vez de centrarse en la autoestima y la calidad de vida. Una terapia significativa para quien la recibe debe aceptar la forma natural de ser de las personas con autismo, en vez de tratar de intervenir en contra de cambiar o quitar lo que son. Una terapia respetuosa no hace a la gente con autismo sentirse mal, culpable o inferior.
Es importante que conozcas tus derechos y los defiendas.
Hay algunas situaciones en las que tus derechos pueden estar amenazados. Por ejemplo, si tienes un tutor o curador, esas personas podrían tomar decisiones sobre tu terapia con las que no siempre estés de acuerdo. O si los profesionales están preocupados por si podrías hacerte daño a ti mismo o a otra persona, podrían tomar decisiones para protegerte con las que podrías no estar de acuerdo. En cualquier caso, la mayoría de las veces no deberías ser forzado a ningún tratamiento sin tu consentimiento. Si no te sientes cómodo con un profesional sanitario, terapeuta o profesional de la salud mental, tienes derecho a no recibir sus servicios y buscar tratamiento en otro sitio.
Si un profesional sanitario te hace sentir incómodo o hace algo que consideres que no está bien, háblalo con él o ella. Hazle saber que no te sientes cómodo y que te gustaría que tomaran en cuenta tus dificultades y preocupaciones. Tus terapeutas deberían siempre ser capaces de explicarte por qué están haciendo cada cosa y cómo eso influye en lo que tú esperas de la terapia.
Si tu terapeuta no puede respetar tus preferencias, no estás obligado a seguir visitándole y puedes buscar otro profesional. Asegúrate de entender qué objetivos tiene para la terapia y comprueba que sean compatibles con los tuyos.