Es mejor obtener información previa sobre las preferencias específicas de sus pacientes. En general, a menudo es útil hacer lo siguiente:
Ser muy concreto y específico.
Evitar las expresiones abstractas, las indirectas y las frases hechas.
Evitar preguntas abiertas. En algunos casos, es posible que deba hacer preguntas en su mayoría cerradas o incluso solo aquellas que los pacientes puedan responder con “sí” o “no”.
En otros casos, los pacientes pueden responder preguntas abiertas si les proporciona instrucciones específicas o ejemplos del tipo de información que busca.
Mostrar o leer a los pacientes listas de síntomas entre los que puedan elegir.
Dar ejemplos de los tipos de cosas que las personas pueden experimentar y pídale al paciente que le diga si él o ella también las experimenta.
Recordar a los pacientes que no hay problema si no conocen las respuestas a las preguntas o si no son exactos en sus respuestas.
Dar a los pacientes ejemplos muy directos y concretos cuando les explique su evaluación y el plan de tratamiento.
Dirigir a los pacientes a información o recursos detallados sobre sus condiciones de salud y opciones de tratamiento.