Muchos adultos que cumplen con los criterios de diagnóstico para el TEA no tienen diagnósticos médicos formales, ya sea porque nunca han acudido a la atención médica o porque han sido diagnosticados erróneamente (por ejemplo, con ansiedad social, discapacidad intelectual, trastorno obsesivo-compulsivo o un trastorno de la personalidad).
Algunos beneficios potenciales de un diagnóstico formal son los siguientes:
Conferir derechos a recibir adaptaciones en los estudios, en el trabajo, en la atención médica o en otros ámbitos.
Puede ayudar a la persona desarrollar una mejor comprensión de sí misma.
Puede proporcionar tranquilidad a través de la confirmación profesional de experiencias de vida que hayas tenido.
Puede mejorar la capacidad de afrontamiento o calidad de vida al ayudar más directamente a reconocer las fortalezas y acomodar las dificultades.
Puede proporcionar otros medios para comprender y apoyar al individuo.
Puede permitir ser beneficiario de recursos y servicios para personas que tienen un diagnóstico de TEA.
Puede permitir el acceso a recursos para personas con discapacidades, como becas o incentivos.
Importante
Al decidir si derivar a un paciente adulto para una evaluación diagnóstica para TEA, se deben considerar los riesgos y beneficios potenciales de un diagnóstico, y se deben discutir estas posibilidades con el paciente y, si corresponde, con sus acompañantes.
Algunos riesgos potenciales asociados a la búsqueda de un diagnóstico de TEA son los siguientes.
El proceso de buscar y ser evaluado para el diagnóstico puede ser estresante.
La persona evaluada puede percibir la interacción con el profesional que realiza el diagnóstico o el tratamiento como negativa, irrespetuosa o incómoda.
La interpretación de los criterios diagnósticos de TEA y el posible diagnóstico posterior varían según el profesional realizando la evaluación, particularmente en el caso de los adultos.
Recibir un diagnóstico de TEA podría tener un impacto negativo en los casos de custodia de los hijos.
Algunas personas significativas en la vida de la persona evaluada pueden no dar su apoyo, incluso teniendo el diagnóstico.